Es sabido que Argentina terminó el 2021 con reactivación de los indicadores de actividad, incluso por encima de los niveles pre-pandemia en muchos casos. A partir de aquí sobrevinieron discusiones sobre si se trataba de reactivación genuina (entendida como una recuperación virtuosa de la actividad económica) o si en cambio estábamos en presencia de un rebote producto de la fuerte caída producida por los efectos del Covid a nivel mundial, sin motivos locales que expliquen un repunte tal de actividad (el ‘rebote del gato muerto’).
Aunque debemos esperar aún para decidirnos por alguna de estas alternativas, lo cierto es que la economía argentina terminaba 2021 recuperando niveles pre-pandemia, caracterizados por ser bajos como punto de comparación. También cierto es que, en ese contexto, el crecimiento acumulado del PBI (levemente superior al 10%) sorprendió al conjunto de analistas.
Ahora bien, también debemos remarcar que el comportamiento antes dicho presentó heterogeneidades entre las actividades económicas, con ciertos rasgos comunes a otras economías (la vulnerabilidad de los sectores vinculados al ocio y la restauración, la resiliencia del sector financiero) y con particularidades que estuvieron dadas por la fuerte recuperación de sectores fuertemente castigados en los años previos, como la construcción y la industria manufacturera.
Como veremos más adelante, estos repuntes encuentran buena parte de su explicación en la acción del estado dinamizando la actividad en sectores de rápida recuperación (construcción) y generadores de empleo genuino (industria manufacturera), lo que nos indica un probable sendero de estas actividades en los próximos años de gestión.
Cuando buscamos un marco de referencia internacional, encontramos que la heterogeneidad descripta se repite entre más de 30 países de la OCDE, donde los sectores de información y comunicación, finanzas y hotelería y turismo muestran comportamientos concordantes a las restricciones forzadas por la pandemia.
Panorama industrial - Argentina
Nos interesa destacar en este apartado la preponderancia de 3 puntos clave para comprender el desempeño del sector:
En cuanto al primer punto, ya se ha remarcado lo suficiente el deterioro que sufrió la industria argentina en los últimos años de la anterior gestión, sobre todo a partir del 2018, momento en que comenzó la caída del plan económico de gobierno. Es, sin embargo, destacable el desempeño de algunas actividades económicas como la automotriz y la maquinaria y equipos, impulsadas a su vez por otras variables.
Respecto del segundo punto, vale destacar lo sucedido en un sector con la importancia del automotriz en el tejido productivo nacional, que se despegó respecto de la variación interanual de otros países de la región y también de países desarrollados. Esto tuvo lugar, por un lado, por la menor dependencia de la industria local de la escasez de semiconductores que condicionó la producción del sector a nivel internacional, y por otro (y relacionado al anterior), al repunte que tuvo la participación de autos de producción local en el patentamiento dado en 2021, que, por otra parte, no llegó al bajo nivel de 2019.
En cuanto al rol del estado como articulador del financiamiento Pyme, vale la pena mencionar la importancia de programas de financiamiento industrial como el Fogar (garantías crediticias) y el Fondep, que no sólo ayudaron a mitigar los efectos de la pandemia sirviendo como rueda de auxilio a la financiación de capital de trabajo de la industria, sino que también posibilitaron la reactivación que marcan los indicadores de la actividad industrial, sector que más vio incrementado el stock de créditos en el cuarto trimestre del 2021.
Los datos muestran también el criterio de asignación sectorial de las asistencias, privilegiando sucesivamente a los diferentes sectores según fue teniendo lugar la reactivación productiva, marcada significativamente por la evolución de la pandemia. Es claro que el gobierno nacional le asigna al Ministerio de Desarrollo Productivo un rol clave en la dinamización de sectores específicos de la economía, vía dotación de recursos destinados a actividades con potencial de recuperación rápida, por una parte, y con potencial de generación de empleo y exportaciones, por otro.
No es menor el dato de participación de Pymes en el reparto de créditos por parte de la administración nacional. A diciembre de 2021, el 52,8% del total asignado correspondió a Pymes.
Así con todo, luego de un cierre de año auspicioso para la actividad económica en general y la industria en particular, enero presenta un freno al crecimiento ya descripto, en parte explicado por distintos fenómenos de extensión local e internacional que siguen condicionando a una economía vulnerable como la argentina.
Claves a tener en cuenta en los próximos meses