Terminando el mes de mayo, la agenda económica sigue pendiente de algunos de los temas que son relevantes hace meses. Estamos hablando fundamentalmente de los efectos de la pandemia y de la guerra en Ucrania que aparece como un evento sin fecha de resolución.
Sin embargo, y a partir de las transformaciones desatadas hace ya más de 2 años, comienzan a ponerse sobre la mesa algunos debates de fondo que presuponen un punto de inflexión en la economía y el comercio a escala global. Cambios en el abastecimiento energético, reordenamientos en las cadenas de producción global y administraciones más propensas a adoptar una actitud defensiva frente a los demás países invitan a pensar desde Argentina oportunidades y desafíos para los años que vienen.
Las PyMEs locales tienen por delante una coyuntura favorable para la reactivación, a partir de la recuperación de la macro en 2021 y lo que va del presente año. Ahora bien, ¿cómo pueden impactar los cambios globales en las perspectivas de las empresas locales? Nos parece importante tener en cuenta 3 aspectos clave: sector de actividad, fuentes de financiamiento y vinculación con el mercado externo.
El gobierno argentino viene desarrollando una estrategia de fomento a sectores específicos vinculados con el comercio exterior. La búsqueda de generación de divisas es el objetivo principal a nivel de programa productivo, y en ese aspecto, actividades de apoyo a la exploración y explotación de hidrocarburos y la minería están señaladas a ser potenciadas ‐incluso con diferencias de criterios‐ independientemente del signo político de la gestión.
Existen líneas de crédito activas para PyMEs que están motorizando la actividad del sector ‐el FONDEP crece más de un 20% interanual real, también se destaca el programa LFIP‐ y son el punto de apoyo que la gestión de Producción otorga. Este argumento toma fuerza al ver que crece de manera sostenida la participación de las PyMEs en el crédito total otorgado por el sistema financiero, en línea con su máximo histórico.
Por último, antes de dejarles las claves del mes, queremos destacar la importancia de pensar los posibles escenarios de reacomodamiento de los mercados globales en las empresas que estén desarrollando procesos de exportación. Puede ocurrir que ante los cambios suscitados haya mercados que se conviertan en una oportunidad, con flexibilización de las barreras de entrada por la búsqueda de nuevos proveedores en un contexto de realineamiento de alianzas comerciales. Como son proyectos de largo plazo, ante este punto de inflexión nos parece importante detenerse en este punto.
Claves a tener en cuenta
Comercio exterior
El superávit comercial de abril fue de USD1400 millones, el más alto desde octubre 2021. Se exportaron USD 8327 millones y se importaron USD6883 millones.
Viendo el detalle de productos importados, es relevante ver que luego de combustibles y lubricantes, los rubros que más crecieron fueron los bienes de capital y los bienes intermedios. Ambos se relacionan con la renovación o la ampliación de la capacidad productiva de las firmas, en línea con lo que plantea el gobierno respecto de la utilización de las reservas.
Una cuestión a analizar aquí es qué sectores están realizando estas compras y si el crecimiento productivo argüido por el gobierno tiene como destino el mercado interno o la exportación. En la primera opción, tenemos que analizar si la evolución del salario real (y el ingreso de los sectores informales) podrá generar la demanda necesaria para matchear el aumento de oferta.
Sector Industrial
En la comparativa internacional que realiza mensualmente el CEP XXI con economías desarrolladas y con socios comerciales, Argentina muestra un crecimiento agregado de la industria vs. marzo 2019 superior a todos los países de la muestra, con la única excepción de China. Además, en 10 de 11 sectores analizados, nuestro país registra valores superiores a la media de la muestra. Los sectores más vigorosos son maquinaria y equipo, automotriz y otros equipos de transporte, así como también el sector textil, indumentaria y cuero.
Por otro lado, a nivel local, la actividad industrial se contrajo 1,9% mensual en la medición desestacionalizada. Sin embargo, creció 3,6% interanual, continuando con la tendencia de recuperación que viene mostrando desde finales de 2020. En cuanto a la situación de empleo, vemos que la recuperación de empleo industrial en 21 de las 24 jurisdicciones del país muestra un dato significativo: en las cinco provincias de mayor crecimiento – Tierra del Fuego (+23,3%), La Pampa (+16,7%), Catamarca (+12,9%), Corrientes (+11,7%) y San Luis (+10,8%)‐ presentan especializaciones sectoriales heterogéneas, lo que puede interpretarse como un indicador de la difusión que presenta el crecimiento del empleo industrial.
Panorama Internacional
La prolongación del conflicto en Ucrania, sin un horizonte cierto de resolución, comienza a delinear ciertas visiones respecto de la evolución de la economía a nivel global. La inflación que el mundo comenzó a experimentar a la salida de la pandemia, producto de los estímulos monetarios de las distintas administraciones y de los problemas de oferta ante y post salida de las restricciones más importantes por Covid, tuvo su continuidad con la invasión de Rusia a Ucrania.
Paulatinamente, las administraciones comenzaron a cambiar las consideraciones sobre el proceso inflacionario, al que comenzaron caracterizando como transitorio, para considerar luego la existencia de riesgos (como la evolución de la inflación núcleo) que la misma se volviera permanente.
Al ritmo de estos cambios, la Reserva Federal de Estados Unidos dio inicio a un programa (varias veces anunciado) de suba de tasas de interés, con el objetivo de quitar liquidez a la economía. De hecho, en últimas declaraciones públicas, su titular planteó que iban a llevar adelante todas las medidas necesarias para contener la inflación, como principal objetivo, pasando a segundo plano variables como la evolución del desempleo, que hasta allí habían concentrado todos los esfuerzos de la FED.
En la misma sintonía, el Banco Central Europeo viene cambiando su postura respecto de la política monetaria. Algunos meses por detrás de Estados Unidos, se espera que el BCE comience a impulsar al alza lostipos de interés de referencia. Si bien se espera que estas medidasimpacten de manera recesiva en estas economías, el último dato de consumo en Estados Unidos muestra una continuidad de la recuperación post‐pandemia en aquel país.
Por otro lado, a ambos lados del océano se prevén ajustes de salarios que compensen el aumento del costo de vida más importante en las últimas décadas. Es así que el desafío pasará por ver si las autoridades monetarias pueden controlar la inflación sin sumergir sendas economías en senderos recesivos, con el desafío adicional del reacomodamiento geopolítico de las grandes cadenas de valor (sobre todo los suministros de alimentos y energía). En este aspecto, Estados Unidos presenta una posición más cómoda que Europa, por la dependencia de esta última de los commodities que están en pugna ahora mismo.
De continuar alargándose el conflicto bélico y lasrestricciones de aprovisionamiento aparejadas, veremos probablemente una profundización de cambios estructurales ‐y que, por lo tanto, llevarán años‐ en el comercio de estos commodities.
En tanto se mantenga la tendencia actual de precios de materias primas en general, países con estructuras de producción primarizadas se verán favorecidas, compensando (al menos en parte) en el corto plazo el fly to quality generado por las políticas monetarias comentadas. También es cierto que son los países desarrollados y no los emergentes quienes a la larga terminan haciendo pesar su capacidad de negociación y por lo tanto, su influencia en los precios de estos bienes.